Mensajes de Medjugorje conteniendo 'olvidado'

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¡Queridos hijos! Hoy los invito a la oración. Han olvidado, queridos hijos, que todos ustedes son importantes. De manera especial son importantes los ancianos en la familia: invítenlos a orar. Todos los jóvenes deben ser un ejemplo para los demás y dar testimonio con la propia vida. Queridos hijos. les suplico, comiencen a cambiar ustedes mismos con la oración. Entonces les resultará claro lo que deben hacer. Gracias por haber respondido a mi llamado!
Queridos hijos, hoy también estoy entre ustedes para mostrarles el camino que los ayudará a conocer el amor de Dios. Amor de Dios que les ha permitido sentirlo como Padre e invocarlo como Padre. Espero de ustedes que miren con sinceridad en sus corazones y vean cuánto lo aman. ¿Es el último en ser amado? Circundados de bienes, ¿cuántas veces lo han traicionado, negado y olvidado? Hijos míos, no se engañen con los bienes terrenales. Piensen en el alma que es más importante que el cuerpo. Purifíquenla. Invoquen al Padre. Él los espera, vuelvan a Él. Yo estoy con ustedes porque Él, en su misericordia, me envía. Gracias.
Queridos hijos: también hoy mi Corazón materno os invita a la oración, a vuestra relación personal con Dios Padre, a la alegría de la oración en Él. Dios Padre no está lejos de vosotros ni os es desconocido. Él se os ha manifestado por medio de mi Hijo y os ha dado la vida, que es mi Hijo. Por eso, hijos míos, no cedáis a las tentaciones que quieren separaros de Dios Padre. ¡Orad! No intentéis tener familias y sociedades sin Él. ¡Orad! Orad para que vuestros corazones sean inundados por la bondad que proviene sólo de mi Hijo, que es la verdadera bondad. Solamente los corazones llenos de bondad pueden comprender y aceptar a Dios Padre. Yo continuaré guiándoos. Os pido de manera especial que no juzguéis a vuestros pastores. Hijos míos, ¿acaso habéis olvidado que Dios Padre los ha llamado a ellos? ¡Orad! Gracias!
Comentario de Mirjana al finalizar la aparición: «nunca antes yo había dicho algo. Sin embargo, ¿sois conscientes, hermanos y hermanas, de que la Madre de Dios ha estado con nosotros? ¿Somos acaso dignos de eso? Que cada uno de nosotros se lo pregunte. Esto lo digo porque me es difícil verla sufrir, ya que cada uno de nosotros busca un milagro, y no desea hacer un milagro en sí mismo.»
Queridos hijos! También hoy los invito a que sean oración. Que la oración sea para ustedes las alas para el encuentro con Dios. El mundo se encuentra en un momento de prueba porque ha olvidado y ha abandonado a Dios. Por eso, hijitos, sean aquellos que buscan y aman a Dios sobre todas las cosas. Yo estoy con ustedes y los guio hacia mi Hijo, pero ustedes tienen que dar su sí en la libertad de los hijos de Dios. Intercedo por ustedes, hijitos, y los amo con un amor infinito. Gracias por haber respondido a mi llamado.
Hijos míos, mi Corazón materno desea vuestra sincera conversión y fe firme para que podáis transmitir el amor y la paz a todos aquellos que os rodean. Pero, hijos míos, no lo olvidéis: cada uno de vosotros es un mundo único ante el Padre Celestial; por eso, permitid que la obra incesante del Espíritu Santo actúe en vosotros. Sed, hijos míos, espiritualmente puros. En la espiritualidad está la belleza: todo lo que es espiritual está vivo y es muy hermoso. No olvidéis que en la Eucaristía, que es el corazón de la fe, mi Hijo está siempre con vosotros, viene a vosotros y parte el pan con vosotros porque, hijos míos, Él ha muerto por vosotros, ha resucitado y viene nuevamente. Estas palabras mías vosotros las conocéis porque son la verdad y la verdad no cambia; solo que muchos hijos míos la han olvidado. Hijos míos, mis palabras no son ni antiguas ni nuevas, son eternas. Por eso os invito, hijos míos, a mirar bien los signos de los tiempos, a recoger las cruces despedazadas y a ser apóstoles de la Revelación. ¡Os doy las gracias!
   




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Para que Dios pueda vivir en sus corazones, deben amar.

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