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Mensajes de Medjugorje

¡Queridos hijos! "¡Queridos hijos! Estoy con ustedes en este tiempo de misericordia y los invito a todos a ser portadores de paz y de amor en este mundo en el que Dios, hijitos, a través de mí, los invita a ser oración y amor, y expresión del paraíso aquí en la tierra. Hijitos, que sus corazones se llenen de gozo y de fe en Dios, para que tengan plena confianza en su santa voluntad. Por eso estoy con ustedes, porque Él, el Altísimo, me envía entre ustedes para alentarlos a la esperanza; y ustedes serán constructores de paz en este mundo sin paz. Gracias por haber respondido a mi llamado.
¡Queridos hijos! Regresen a la oración, porque quien ora no le tiene miedo al futuro. Quien ora está abierto a la vida y respeta la vida de los demás. Quien ora, hijitos, siente la libertad de los hijos de Dios y con un corazón alegre sirve al bien del hombre, su hermano. Porque Dios es amor y libertad. Por lo tanto, hijitos, cuando quieren ponerles cadenas y servirse de ustedes, eso no viene de Dios, porque Dios es amor y da su paz a cada criatura. Por eso me envió: para ayudarlos a crecer en el camino de la santidad. Gracias por haber respondido a mi llamado.
¡Queridos hijos! Oren, testimonien y regocíjense conmigo, porque el Altísimo sigue enviándome para guiarlos por el camino de la santidad. Sean conscientes, hijitos, de que la vida es breve y que les espera la eternidad para glorificar a Dios con todo su ser y con todos los santos. Hijitos, no se preocupen por las cosas terrenales, sino anhelen el cielo: el cielo será su meta y la alegría reinará en su corazón. Estoy con ustedes y los bendigo a todos con mi bendición maternal. Gracias por haber respondido a mi llamado.
¡Queridos hijos! Con alegría, hijitos, invito a todos los que han respondido a mi llamado: sean alegría y paz. Testimonien con sus vidas el cielo que les traigo. Es hora, hijitos, de que sean un reflejo de mi amor para todos aquellos que no aman y cuyos corazones han sido conquistados por el odio. No olviden: yo estoy con ustedes e intercedo por todos ante mi Hijo Jesús para que les dé su paz. Gracias por haber respondido a mi llamado.
¡Queridos hijos! Los invito a ser oración para todos los que no oran. Hijitos, testimonien con su vida la alegría de ser míos, y Dios escuchará sus oraciones y les dará la paz en este mundo inquieto, donde el orgullo y el egoísmo reinan. Hijitos, sean generosos y sean el amor de mi amor, para que los paganos sientan que ustedes son míos y se conviertan a mi Corazón Inmaculado. Gracias por haber respondido a mi llamado.
¡Queridos hijos! Mi Corazón está gozoso porque a lo largo de estos años veo su amor y su apertura a mi llamado. Hoy los llamo a todos: oren conmigo por la paz y la libertad, porque Satanás es fuerte y quiere, con sus engaños, alejar de mi Corazón maternal a cuantos corazones sea posible. Por eso, decídanse por Dios para que estén bien en la tierra que Dios les ha dado. Gracias por haber respondido a mi llamado.
¡Queridos hijos! Los miro y los invito: regresen a Dios porque Él es amor y por amor me ha enviado con el fin de guiarlos en el camino de la conversión. Dejen el pecado y el mal, decídanse por la santidad y la alegría reinará; y ustedes serán mis manos extendidas en este mundo extraviado. Deseo que sean oración y esperanza para aquellos que no han conocido al Dios del amor. Gracias por haber respondido a mi llamado.
¡Queridos hijos! Hoy los invito a dar testimonio de su fe en los colores de la primavera; que esta sea una fe de esperanza y valentía. Hijitos, que su fe no vacile ante ninguna situación, ni siquiera en este tiempo de prueba. Vayan valientemente con Cristo Resucitado hacia el Cielo, que es la meta de ustedes. Los acompaño por este camino de santidad y los pongo a todos en mi Corazón Inmaculado. Gracias por haber respondido a mi llamado.
¡Queridos hijos! También hoy estoy con ustedes para decirles: hijitos, quien ora no le tiene miedo al futuro y no pierde la esperanza. Ustedes han sido elegidos para llevar alegría y paz, porque son míos. He venido aquí con el nombre de Reina de la Paz, porque el diablo quiere la aflicción y la guerra; quiere llenar el corazón de ustedes con el miedo al futuro; y el futuro es de Dios. Por eso, sean humildes y oren, y dejen todo en manos del Altísimo que los ha creado. Gracias por haber respondido a mi llamado.