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¡Queridos hijos! Hoy los invito a abrirse a Dios el Creador, a fin de que El pueda transformarlos. Hijitos, ustedes me son muy queridos. Yo los amo a todos y los llamo a estar más cerca de Mí y a que su amor por mi Inmaculado Corazón sea más ferviente. Yo deseo renovarlos y guiarlos con mi Corazón al Corazón de Jesús que aún hoy sufre por ustedes y los llama a la conversión y la renovación. A través de ustedes, Yo deseo renovar el mundo, Comprendan, hijitos, que ustedes son la sal de la tierra y la luz del mundo. Hijitos, los invito y los amo, y de una manera especial les imploro, conviértanse! Gracias por haber respondido a mi llamado!
25 de septiembre de 1996 (Mensual)
25 de noviembre de 1996 (Mensual)
 
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